El proyecto consistió en realizar un jardín con impronta mexicana para acompañar el diseño de la casa. El desafío fue generar espacios bien diferenciados en cuanto a usos en un parque de dimensiones reducidas y espacios residuales. Se utilizaron especies xerófitas como crasas y cactáceas, además de algunas plantas típicas mexicanas, como la Dalia sp., flor nacional de México. De esta forma se crearon visuales desde el interior de la casa hacia los canteros exteriores, así como también un estanque, espacio de juegos para niños y estacionamiento.